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Crónica

Moniquirá: Un lugar mágico y lleno de biodiversidad

Este día no es como todos, esta vez me levanto con actitud y no con flojera y pereza. Es 22 de junio del año 2017, ya he hecho todas mis tareas y deberes de la casa, así que en este día solo me levantaré de la cama, me bañaré, me vestiré y comeré algo de desayuno. Después de realizar todo lo anteriormente dicho, me dispongo a empacar mi ropa y demás artículos que necesito para emprender el viaje. Este será a Moniquirá (un municipio del departamento de Boyacá) y sé que será un gran viaje. Cuando ya tengo todo listo, mi mamá me dice que ya es hora de irnos, así que tomo mi equipaje y ella el suyo, y salimos de nuestra casa. Tomamos un taxi hacia el terminal, y allí tomamos un bus intermunicipal que nos lleva a Moniquirá.

Cuando llegamos, mi abuelita nos espera con gran entusiasmo (hace 3 años que no nos vemos con ella), así que nos recibe con un gran abrazo y un gran beso. Allí, después de reencontrarnos con mi abuelita, nos dirigimos a pie a su casa que está ubicada en una vereda a unas dos horas de donde nos encontrábamos. Lo hacemos a pie, pues nos gusta apreciar la bella naturaleza y sus majestuosos sonidos. Por el camino nos encontramos con una gran variedad de animales, vemos como en medio del camino las hormigas hacen sus colonias y llevan las hojas para su alimento, y como las mariposas y las abejas vuelan alrededor de hermosas orquídeas color rojizo y violeta para extraer su néctar. En el caso de la flora, nos encontramos con numerosas especies de árboles, y diversas clases de flores, de hecho, en una parte vimos un árbol de 15 metros, lo cual me sorprendió mucho, pues nunca había visto un árbol tan alto en la ciudad. Por el camino también observamos grandes montañas de color verde intenso y en estas, pequeñas casas hechas de madera y piedra.

Cuando finalmente llegamos a la casa de mi abuelita, ella nos prepara un sancocho de gallina, y un poco de arroz. Nosotros comemos degustando la grandiosa comida de mi abuelita y después nos disponemos a tomar una pequeña siesta. Al despertar, observo mi alrededor y digo en mi mente: “La naturaleza es extremadamente hermosa, especialmente sus sonidos”. Me levanto y empiezo a caminar por los alrededores de la casa, mirando con detenimiento cada animal y árbol, cada persona que pasa por allí, estas son muy alegres y carismáticas, aquí son muy famosos los festivales y fiestas, en los que la gente baila y grita sin descanso, por eso me gusta tanto venir aquí, porque encuentro gente feliz, que le gusta reír por todo, que no están tristes ni estresados por su trabajo, como suele suceder en la ciudad. Finalmente llega la noche y veo como empiezan a salir las estrellas y la luna en el cielo, estas alumbran todo el paisaje a mi alrededor. Pero ahora estoy triste, pues ha llegado la hora de irme de aquí.

 

 

Por: Jeferson Nicolás Casallas Sierra

Estudiante 1001

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